El fracaso forma parte del éxito en los negocios
Hay personas que todo lo que tocan lo convierten en oro. Es el caso de Elon Musk, Mark Zuckerberg, Bill Gates, Jeff Bezos, Richard Branson o Steve Wozniak. No sé lo que tienen, pero está claro que nacieron con algún gen destinado al éxito.
Compararse con ellos no tiene sentido, porque no sabemos cómo es su vida “de pantallas hacia dentro”. Pero estoy segura que mucha gente envidia su situación económica o esa capacidad de tener ideas revolucionarias.
Ahora bien, ¿a qué precio? ¿Una montaña de billetes justifica que trabajen de noche y de día, que vivan por y para “su proyecto” y que sean responsables del futuro de las personas y del planeta? Seguro que hay algo más que les empuja a hacerlo.
¿Qué tiene Zuckerberg que no tenga yo (y tú)?
Tal vez sea la pregunta que más años me llevo haciendo y para la que aún no tengo respuesta. ¿Qué tienen todos estos magnates que no tenga yo (además de montones de billetes repartidos por todo el mundo)?
Lo que estos genios han creado es mucho más que negocios rentables. Sus ideas y su manera de utilizarlas trascienden todo lo que se pueda explicar en los grandes manuales sobre creatividad, marketing o negocios. Hay algo más que ellos saben y que a nosotros se nos escapa.
Todas las personas de éxito creen en algo a lo que llaman propósito, causa o porqué. El caso de Elon Musk es bastante enrevesado, pero podríamos decir que lo que guía sus negocios es mejorar la vida humana, a través de avances tecnológicos, la conquista del espacio como medio de preservación de la raza humana y el desarrollo de la energía renovable para dejar de lado los combustibles fósiles. Ama tanto lo que hace, que está dispuesto a dedicarle las 24 horas del día.
Han fusionado su vida personal con la profesional. Y me atrevería a decir que incluso muchos de ellos han descuidado aspectos tan importantes como la familia, los amigos o… la ética.
Pero lo que más me llama la atención es que han fracasado millones de veces, y esto no les ha impedido seguir adelante. No han tenido prisa en conseguir su objetivo, porque era tan ambicioso que sabían que no lo crearían en dos días.
Y esto es precisamente lo que más falta nos hace a todos: perseverancia y tiempo. Entender que es necesario invertir para seguir creciendo. Que hay que atreverse a ser diferente. Y que el fracaso forma parte del éxito.
¿Se vale todo con tal de “tener éxito”?
Si está bien o no lo que hacen Zuckerberg, Musk o Bezos es un tema demasiado peliagudo para hablarlo aquí. Pero lo que me genera mayor inquietud es saber hasta dónde pueden llegar para conseguir su propósito. ¿Se vale todo? ¿Hay unas líneas rojas que no debemos pasar? ¿Se han planteado por qué lo hacen? ¿Han pensado las consecuencias que provocan? Demasiadas preguntas sin respuesta. De todas ellas, me quedaría con esta:
¿Qué les da fuerza a los super empresarios de éxito para hacer lo que hacen y no abandonar su ambicioso proyecto por el camino?
Tal vez lo que impulsa a Musk sea una necesidad de ser admirado y de controlar el mundo, aunque se esconda bajo la máscara de querer un futuro mejor para todos. Y es posible que Zuckerberg necesite hacer algo tan grande, que eclipse otras áreas de su vida con las que no se siente tan satisfecho. Pero todo esto son solo conjeturas.
Solo intento entender lo que hay dentro de las mentes de estos cracks del marketing.
¿Alguna idea?